"Gracias a todos esos amigos que siempre me piden opinión sobre los viajes que van a realizar, ellos me dieron la idea de hacer este blog.
En especial a mi amigo Jesús que me dio el empuje necesario para ponerlo en marcha. Y por supuesto a todos los que me leéis.
Un beso para todos vosotros. "

CÁUCASO: GEORGIA Y ARMENIA


Septiembre 2019


Lo primero que me gustaría comentar es que ambos países me han encantado. 


Su ubicación es indefinida, unos dicen que están en Europa, otros en Asia, y de ahí han sacado Eurasia, por este motivo, los voy a ubicar en mi blog en ambas entradas: Europa y Asia. 

Ambos formaron parte de la Unión Soviética, momento en que las fronteras se perdieron, fueron difuminadas, e incluso trasladadas, al convertirse en estados de la Unión Soviética. 

Georgia tenía una gran cultura del vino y Armenia del vino y del coñac. En Moscú se decidió que para qué iban a tener dos estados dedicados al vino, por lo que Georgia se mantuvo con el vino y Armenia únicamente con el coñac. Esto es un caso para que veáis algunas de las implicaciones de formar parte de la URSS. 

Los soviéticos prohibieron durante su poder sobre estos países la religión, por ello, ahora la juventud tiende a ser muy religiosa, como un punto de rebeldía a aquella era tan cercana. 

Ambos países se independizaron en el 91 aprovechando la caída de la Unión Soviética. Esto les llevó a una dura recesión: guerras con países vecinos por la escisión de las fronteras, cortes en el suministro de gas, de electricidad, etc. Armenia, por ejemplo, aguantó un bloqueo económico que duró 10 años: tres años lo pasaron sin electricidad (solo tenían un par de horas al día), cinco años sin gas y demás. Esto implicó el cierre de todas las fábricas, así que os podéis imaginar lo duro que resultó. 

Ahora, están levantándose económicamente y una de las más importantes entradas de dinero es el turismo. Son países que recomiendo, tanto por la naturaleza como por su cultura. De todas formas, a continuación os detallo lo que yo vi y ya vosotros decidís si os atraen o no 😉.


Día 1: Sábado, 31 de agosto


Volamos a las 2:45 hacia Kiev donde tendremos que hacer cuatro horas de escala para llegar a Tbilisi, capital de Georgia. Por lo que como os imaginaréis no dormimos apenas.

Reservamos el circuito en la página de viajes Logitravel (https://www.logitravel.com), es donde nos encontramos el tour más completo y que mejor se adaptaba a nuestras fechas de vacaciones. Aunque en Georgia la compañía con la que viajamos es Cáucaso Travel (http://www.caucasustravel.com/), con quien podéis contactar directamente para organizar el viaje y hacerlo a la carta. En Armenia nuestra guía era freelance, luego podéis contactar con ella en Facebook (@Ruzanna Khachatryan).


En cuanto recogimos las maletas, nos encontramos con nuestro conductor, quien nos llevó al hotel. En efecto, en esta ocasión hemos contratado también un circuito, seguimos en plan vago y no nos apetecía organizar ni el recorrido ni todo lo que conlleva. Pero cuál es nuestra sorpresa cuando el primer día, al encontramos con nuestra guía, nos confirma que no vamos con compañeros de viaje, nosotras dos estamos solas durante todo el tour en Georgia (ya veremos en Armenia), acompañadas de Tamara, nuestra guía, y de Goga, nuestro conductor 😀.


En Tbilisi nos alojamos en Mercure Tbilisi Hotel (https://www.accorhotels.com/es/hotel-9417-mercure-tbilisi-old-town/index.shtml), muy bien situado, está al lado del old town, por lo que cuando llegamos, en vez de irnos a dormir, nos dedicamos a visitar la ciudad vieja. El hotel cuenta con una terraza en la sexta planta (Sky 7) que disfruta de una panorámica muy chula de esta ciudad vieja.


Estamos al lado de la zona donde se encuentran los baños de aguas sulfurosas, por lo que nos informamos de los precios, porque no vamos a dejar pasar por alto la oportunidad de probarlos. El Número 5 es el más antiguo, el King Bath abre las 24 horas del día, pero nos recomiendan, por limpieza y trato, uno que tiene una entrada espectacular, similar a la de una mezquita, los siguientes que nos recomiendan son los Royal. Tened en cuenta que hay que reservar, lo tienen bastante ocupado.



Si seguís el camino que queda a la izquierda de estos baños, llegaréis a una bonita cascada. Para ello se sigue el río que se cruza en varias ocasiones por puentes repletos de candados. También podréis encontraros a gran cantidad de novios haciéndose fotos por la zona. Aquí, como en España, se casan o el sábado o el domingo.



Callejeamos por el centro hasta que nos encontramos unas callejuelas llenas de restaurantes. Elegimos uno al azar y hacemos un gran descubrimiento, es económico, la comida está exquisita y las cantidades son exageradas. Incluso nos decidimos por probar uno de los vinos que nos recomiendan. Ya nos habíamos dado cuenta de que hay enotecas cada dos pasos, así que imaginamos que tienen variedad y calidad de caldos. El que nos recomienda el camarero es uno dulce, algo similar al moscatel, pero más suave. El restaurante se llama Stelzenhaus, en 10 Erekle II St. Os lo recomiendo.




Después de cenar nos encaminamos al hotel, el cansancio empieza a hacer mella en nosotras, no sin antes hacernos con algo de efectivo. La moneda de Georgia es el GEL, lari georgiano, en este momento el cambio es de 1 € a 3,25 GEL. 


Día 2: Domingo, 1 de septiembre



Tamara nos viene a recoger a las 10:30 horas, momento en que comienza nuestra visita oficial por Tbilisi. Como somos jóvenes (jeje), nos comenta de comenzar subiendo andando a la fortaleza y luego continuar con el resto de visitas para saltarnos las colas, haciendo el recorrido en sentido inverso al resto. A nosotras nos parece una idea fantástica.


Nuestra primera parada es para reservar hora en los baños. Allí cogemos una sala privada para nosotras dos por 70 laris. Para ese día solo hay libre a las 16 horas, como solo tenemos visita durante la mañana, realizamos la reserva. También pedimos un masaje con peeling, típico masaje árabe en el que te frotan bien para eliminar la piel muerta. Por cabeza sale a 20 laris. Allí puedes alquilar también toallas, champú, chanclas, etc, cualquier cosa que necesites, a un precio muy económico.


Subimos andando a la fortaleza de Narikala, del siglo IV. En el camino pasamos por delante de la mezquita Azul. Es la única mezquita en el mundo que cuenta con dos mihrab (como los altares para los cristianos), ya que es compartida por chiitas y sunitas. El interior es completamente azul, así que supongo que de ahí su nombre.



Continuamos hasta la fortaleza, lugar importante para dominar el lugar, tanto para los propios locales como para los invasores. Allí hay unas bonitas vistas de la ciudad y una preciosa iglesia ortodoxa llena de pinturas dedicadas a San Nicolás. Se sabe a quién está dedicada una iglesia porque es la figura de los iconos delante del altar que se encuentra más a la derecha, al lado de Jesús.




En lo alto de la ciudad también se halla la estatua de la madre de Georgia, una imponente mujer que porta en una mano una copa invitando a los amigos y en la otra una espada avisando a los enemigos.


Bajamos en el teleférico, si no me equivoco, el precio es de 2 laris, por lo que cuesta menos de 1 €. 

De camino a la iglesia de Metekhi, justo a sus pies, se encuentra la plaza de Europa, en ella puedes descubrir un trozo de muro de Berlín. Hay que tener en cuenta que Georgia se independizó de Rusia en el 91 y el muro de Berlín fue derribado en el 89.


La Iglesia de Metekhi tiene unas bonitas vistas de la ciudad vieja. Alrededor de esta iglesia hubo una cárcel en el siglo XVIII, Stalin y otros revolucionarios fueron encerrados en ella. En el exterior de la iglesia, en las piedras, se pueden localizar nombres y fechas de los propios reclusos. A finales del siglo XX la prisión fue cerrada y la iglesia volvió a su función real.

A orilla del río, debajo de la iglesia, hay dos capillas. Una de ellas, la más pequeña, está dedicada a los más de 100.000 mártires que perecieron a manos de los árabes por no quererse convertir al Islam. Y la otra está dedicada a un musulmán, Abo, que fue asesinado por convertirse al cristianismo; Abo se convirtió en el patrón de la capital.



Os recomiendo llevar algún pañuelo en la maleta. Como en muchos países para acceder a los templos es necesario llevar cubiertos los hombros y las rodillas, pero además en Georgia las mujeres tenemos que cubrirnos la cabeza. Como el tiempo es más otoñal que veraniego, los hombros y rodillas siempre van ocultos, no obstante, llevamos un pañuelo para taparnos la cabeza. Si no vais preparados, no os preocupéis, puesto que a la entrada de todas las iglesias hay pañuelos suficientes.

Delante de la Iglesia de Metekhi hay una gran estatua del rey Vakhtang Gorgasali montado a caballo. Este rey fue el fundador de la ciudad. Según cuenta la leyenda, iba de caza con su halcón y cuando este atrapó un faisán, ambos cayeron en el agua abrasándose. Entonces se dio cuenta de las propiedades del agua y decidió crear la ciudad.

Un detalle a tener en cuenta, que me llevó a confusión al principio, es que la ciudad también la encuentras con el nombre de Tiflis, pero esta denominación ya quedó obsoleta, por lo visto es la traducción del alemán del nombre de la población.

Continuamos paseando por el casco antiguo hasta llegar a la catedral de Sioni. Fue construida en el siglo VII, pero desde entonces ha sido destruida en varias ocasiones por los invasores y reconstruida otras tantas veces. Después nos encontramos con la Basílica de Anchiskhati, pero como hay un entierro, ni nos asomamos.



La siguiente parada es la Torre del Reloj, una curiosa torre que me recuerda a Alicia en el País de las Maravillas, a las horas en punto muestra una marioneta y a las 12 y a las 19 horas un espectáculo de marionetas (detrás hay un teatro de marionetas).


Concluimos la visita en la avenida Rustaveli, a la cual se llega atravesando la plaza de la Libertad. En esta avenida se encuentran grandes edificios como el museo nacional, el antiguo parlamento, el teatro nacional o la ópera. A la ópera no llegamos porque la calle se encuentra cortada, están rodando una película. Según nos informa nuestra guía está protagonizada por La Roca y por el Rey Escorpión (una nueva de Fast and Furious), pero allí no vemos a nadie.


Tras el recorrido volvemos a la plaza Meidan, frente a la iglesia Metekhi, al otro lado del río, donde comemos algo rápido para irnos al hotel a coger las cosas y dirigirnos a los baños.

La sala privada de los baños que hemos alquilado cuenta con un servicio, una sala donde dejar las cosas, con mesa y sillas, y una estancia donde está la pequeña piscina de aguas sulfurosas, una piedra donde nos harán el peeling y una ducha. Para qué decir que el calor es sofocante, entre el agua caliente y demás, estamos deseando que vengan a hacernos el masaje, que por cierto nos deja la piel limpia y suave como el culito de un bebé. Nuestra reserva es de una hora. Así que al salir, como estamos deshidratadas, nos sentamos en la misma terraza de los baños a tomar unos riquísimos zumos naturales.


Después de dejar las cosas en el hotel nos vamos a dar una vuelta. Volvemos a la plaza Meidan, de la ciudad vieja, y nos adentramos en un bazar (Bazar Meidan) que hay justo debajo de ella. Hay dos entradas que acceden a ese pequeño bazar que cruza la plaza por el subterráneo. Es curioso de ver.

Tras este corto paseo, hemos quedado con nuestra guía, porque nos va a llevar a una cena de bienvenida. El restaurante elegido es el Old Metekhi, muy cercano a la iglesia del mismo nombre. En él podemos disfrutar de bailes regionales y de comida muy buena. Normalmente en este tipo de sitios prima el espectáculo a la comida, pero he de reconocer que nos han agasajado con una cata de suculentos platos. Además, tiene unas vistas espectaculares de la ciudad con sus monumentos iluminados.

En cuanto finalizamos la cena, regresamos al hotel, porque seguimos cansadas. Aun no nos hemos recuperado de no dormir el primer día.


Día 3: Lunes, 2 de septiembre 



Hoy nos hemos dirigido hacia el este del país, hacia Kakheti, la región más fértil, donde nos podemos encontrar con grandes viñedos. Le llaman la tierra del vino porque se pueden descubrir hasta 500 tipos de uva diferente. 


Empezamos visitando el convento de Bodbe, dedicado a Nino, mujer que trajo el cristianismo a estas tierras. Se reconoce fácilmente en los iconos porque porta una cruz con los brazos caídos, atados con su propio pelo; la hizo con dos sarmientos. 



Según nos comentan hay una fuente a la que se puede acceder bajando 800 escalones, también hay taxis que te llevan, allí podrás darte un baño. Por lo visto, te visten con una túnica y te tienes que introducir en el agua tres veces. Nosotras no nos acercamos, la temperatura no acompaña para meterse en el agua. 


A dos kilómetros del monasterio se encuentra Signani, conocida por la ciudad del amor. Nos chocó el nombre y al preguntar por qué se llama así, es tan simple como que hay un juzgado que celebra bodas las 24 horas al día. Allí nos topamos con una pareja que iba a casarse. Según la tradición georgiana, los padres de los novios no participan en la ceremonia, parece ser que se están encargando de organizar el convite. 


Signani fue principalmente una ciudad comercial, habitada por comerciantes y artesanos. Cuenta con una muralla, que está en bastante buen estado, con 23 torres y unos 4 kilómetros de longitud. Se pueden disfrutar unas bonitas vistas del valle Kizikhi, aunque en nuestro caso, al estar nublado, el valle se veía, pero las montañas, apenas. También se pueden contemplar varias piscifactorías. 




Comimos en un restaurante pegado al juzgado donde disfrutamos de una variedad impresionante de platos locales, a cuál más delicioso. 


La siguiente parada que hacemos es en la Casa-Museo de Tsinandali, una finca del siglo XIX con un bonito jardín que perteneció a una de las más populares familias georgianas. Allí pudimos degustar un vino blanco. 



Al lado de esta casa se encuentran sus bodegas (siguiendo un poco más adelante la carretera). Ahí nos mostraron cómo hacen el vino en Georgia. Después de pisar la uva (con una máquina), introducen el líquido con pieles y demás desechos en una ánfora bajo tierra donde se realiza la fermentación. Esa es la gran diferencia con nuestro modo de hacerlo, ellos utilizan un método más tradicional. Después pudimos probar varios de sus caldos. Un dato curioso es que el vino blanco georgiano tiene un color ambarino, más fuerte en color al que estamos acostumbrados. 






Tras la visita a la bodega nos dirigimos de nuevo a Tbilisi donde nos dejaron en la Catedral Nueva dedicada a la Santísima Trinidad. Esta catedral acaba de ser terminada en el exterior, porque en el interior todavía están pintando murales. La catedral es impresionante, tanto por su exterior como por su interior a dos alturas, una catedral encima de otra. 



Al salir de aquí nos dirigimos hacia la plaza de Europa con la intención de alquilar un barquito que navegara por el río Mtkvari. Pagamos por un recorrido de más o menos una media hora 20 laris, incluye una consumición, nosotras continuamos degustando el vino, aunque en esta oportunidad he de reconocer que la calidad no era muy buena. El recorrido es muy corto, pero ves la ciudad iluminada desde el río que es bastante bonito. También es verdad que la mitad del recorrido estuvo lloviendo, pero como ya sabemos que la vida del turista es muy dura, no nos importó. 

Después del barquito nos fuimos a comprar a un supermercado Spar los dulces tan típicos del lugar, churchkhela. Los ves por todas partes, pueden parecerte desde guindillas hasta velas, pero son avellanas o nueces recubiertas con zumo de uva espesado con harina. Nosotros los hemos probado y están buenos, así que hemos pensado en llevar a casa como regalo para la familia. 



Tras las compras volvemos a cenar al mismo restaurante de la primera noche. La comida es buena y el precio muy competente, así que para qué dar más vueltas. 


Si os planteáis hacer este viaje por libre, alquilando un coche y demás, yo creo que no hay problema alguno, las ciudades son muy seguras. Eso sí, cuidado con la conducción, porque aquí no es como en otros lugares tales como Italia o Polonia que conducen muy rápido, aquí es que no siguen ningún tipo de reglas, es algo caótico. Obvian la línea continua, da igual que estés en carretera o en ciudad, aunque haya dos carriles siempre hay tres coches, pero lo peor son los adelantamientos, en las montañas, llenas de curvas, a un lado el precipicio, al otro la montaña y tres coches en dos carriles adelantándose, ufff…

Día 4: Martes, 3 de septiembre 



Abandonamos la capital de Georgia, Tbilisi, y nos dirigimos a la antigua capital, Mtskheta, a unos 20 kilómetros. Pero justo antes de llegar hacemos parada en el monasterio de Jvari, del siglo VI, conocido como iglesia de la cruz. Está situado en un lugar con unas vistas sensacionales de Mtskheta y de la bifurcación de los ríos Mtkvari (el mismo que cruza Tbilisi) y Aragvi. 

En esta ubicación los primeros reyes convertidos al cristianismo por Santa Nino, el rey Mirián III y su esposa la reina Nana, colocaron una enorme cruz para que se viera desde la ciudad de Mtskheta. Posteriormente se creó sobre ella este monasterio. Aunque ahora en el interior existe una cruz, sus dimensiones son muy inferiores a la original.





Ya en Mtskheta visitamos la catedral de Svetitskhoveli. Desde el aparcamiento hasta esta catedral pasarás por unas callejuelas llenas de tiendas donde podrás comprar pendientes o colgantes de esmaltes, muy típicos de aquí. También el fieltro (zapatillas y bolsos) y la lana (espectaculares pañuelos y bufandas) son característicos de Georgia.


Se dice que la túnica de Cristo se encuentra guardada en la catedral de Svetitskhoveli. Según cuentan, los descendientes de Noé se trasladaron a Mtskheta para estar cerca del monte Ararat. Estos viajaron a Jerusalén a escuchar los sermones de Cristo, pero cuando llegaron ya había sido crucificado, sin embargo, sus objetos estaban siendo subastados, así que se hicieron con la túnica. Cuando regresaron, mostraron este manto a su hermana Sidonia, quien se abrazó a él y murió en ese instante en un estado de éxtasis religioso. Cuando la fueron a enterrar no le pudieron quitar la túnica por lo que fue sepultada con ella. Sobre su tumba creció un árbol que se convirtió en uno de los pilares de esta catedral.




En la ciudad se ubica el monasterio de Samtavro, que aunque no estaba en el planning paramos a visitarlo. En él se encuentran las tumbas de los reyes Mirián y Nana, como decía, los primeros reyes convertidos al cristianismo por Santa Nino, ya que ella rezando curó la enfermedad que padecía la reina y, tras este suceso, se convirtieron. También se encuentran las reliquias del monje San Andrés. Este monje fue enterrado en el exterior, pero la tierra que lo cubría siempre estaba tibia y se producían milagros, por lo que finalmente lo desenterraron y lo introdujeron en una urna visible en el interior del monasterio.




Tras abandonar Mtskheta, nos dirigimos hacia las montañas del Cáucaso por la Vía Militar Georgiana, carretera que construyó el ejército ruso para tener acceso a la capital. 

Paramos a visitar Ananuri, característico de la última parte del periodo medieval, el enclave es de gran belleza al estar situado en una orilla de un enorme embalse. Si tienes tiempo puedes ir preparado con ropa de baño, porque allí te puedes dar un chapuzón. En esta fortaleza vivían los Duques de Aragvi, una dinastía feudal que gobernó en el siglo XIII. Como se puede ver el interior no tiene lujos, la construcción es básicamente para poder protegerse de las numerosas batallas que acontecieron (invasores).



A continuación nos detuvimos a comer algo en uno de los múltiples restaurantes que puedes encontrar en la carretera. 

Poco después llegamos a Gudauri, lugar en el que nos alojamos. Nuestro hotel es el Marco Polo (https://marcopolo.ge/), según nos dice la guía uno de los mejores de la zona, pero de los más antiguos. Y en efecto, se nota el pase de los años, pero no está mal. 

Gudauri es una estación de esquí ubicada en la meseta orientada al sur de la cordillera del Gran Cáucaso. El cambio de temperatura se ha hecho notar, aquí han bajado bastante, y el cielo está completamente encapotado, solo esperamos que mañana no llueva porque nos toca hacer una ruta para llegar a la Iglesia de la Trinidad de Gergeti. Un ascenso de varios kilómetros con un desnivel de unos 500 metros que te lleva a lo alto de un monte y que está rodeado por espectaculares montañas cubiertas de nieve. O por lo menos eso es lo que esperamos encontrarnos, porque hemos visto multitud de fotografías. Así que a ver si se abre el cielo, sale el sol y podemos disfrutar de un agradable paseo al día siguiente.


Día 5: Miércoles, 4 de septiembre


Salimos de Gaudari en dirección a Stepantsminda, al norte del país. Poco después de abandonar el pueblo en el que hemos dormido nos encontramos con un mirador en el que nos detenemos para contemplar las fabulosas vistas de las montañas. En él hay un monumento con pinturas rusas y georgianas construido en 1993 para celebrar dos siglos de “amistad” entre ambos países.



Continuamos camino hasta llegar a Gergeti, donde comenzamos el trekking. Este recorrido comienza en Gergeti, sin embargo, en vez de coger el camino de la derecha por donde suben los 4x4, que puedes alquilar para subir más cómodamente, nos encaminamos hacia la izquierda. Habíamos leído que el camino tenía mucho polvo y que era peor con el trote de los 4x4, pero ya han construido una carretera, y como decía, nosotras vamos por otro camino entre las montañas. Justo en este punto nos encontramos con una española, que se une a nosotras, lleva 4 meses recorriendo Asia y aún espera disfrutar de 4 meses más por la zona.

La caminata es de una hora de duración aproximadamente hasta llegar a la iglesia, con un desnivel de unos 500 metros. El paisaje es alucinante y la iglesia por su ubicación es una maravilla. La pena es que al estar nublado no se ven los picos, entre ellos el monte Kazbegi, al que los georgianos denominan Pico helado, de poco más de 5000 metros de altitud, lo que lo convierte en uno de los picos más altos de Europa. El más alto se encuentra también en el Cáucaso y es el Monte Elbrús con 5642 metros. Según la guía no los ha visto en todo el verano, desde mayo no han podido disfrutarlos.







Tras bajar por otro camino repleto de escalones y bordeado por un bosque donde puedes encontrar bancos, en uno de ellos nos sentamos a comer los bocatas que nos habíamos preparado esa mañana en el hotel, seguimos por la carretera hacia Rusia.

Justo antes de llegar a la frontera nos encontramos con un monasterio reciente dedicado a dos arcángeles: Gabriel y Miguel. Por fuera es imponente.


Tras esta visita ponemos rumbo de regreso a Gudairi y abandonamos a Silvia en Gergeti. En el camino hacemos un par de paradas, la primera es para subir al teleférico en cuyo recorrido puedes disfrutar de una bonita panorámica de las montañas del Cáucaso. El teleférico cuesta 10 laris por persona. Y la segunda, en una zona de aguas ferruginosas que llaman nuestra atención.



En cuanto llegamos al hotel nos ponemos el biquini para aprovecharnos del spa: piscina, jacuzzi y sauna. Además, ayer contratamos un masaje que nos va a dejar como nuevas y preparadas para lo que se nos avecina el resto de días de viaje.



Día 6: Jueves, 5 de septiembre



Comenzamos el viaje hacia la región de Kartli, el corazón del país. Nuestra primera parada es en Uplistsikhe, una población excavada en roca que data del primer milenio antes de Cristo. La zona ha sufrido de varios terremotos, por lo que de la población queda menos de la mitad. Una pena. En ella se pueden ver casas como cuevas, un teatro y alguna de las estancias reales, además de una iglesia cristiana convertida en tienda.




Después nos hemos dirigido a Gori, ciudad donde nació Joseph Stalin. En la guerra que sufrieron en 2008, cuando fueron atacados por los rusos, este lugar quedó prácticamente destruido, pero ya ha sido reconstruido. Los edificios son típicas construcciones de pisos soviéticos. 

Aquí visitamos la casa en la que nació Stalin y en la que vivió de alquiler con sus padres durante sus primeros años de vida. También un museo dedicado a la vida de este famoso personaje, desde imágenes de crío hasta fotografías con Lenin, Churchill, Roosevelt y Truman. Fuera del museo está el vagón en el que viajaba, por lo visto, le daba miedo volar, así que prefería ir en tren. Este vagón tiene los cristales blindados y varias habitaciones que se pueden visitar. 





Comemos en Gori, en un restaurante perdido al que sería incapaz de llegar. En él nos agasajan, de nuevo, con multitud de platos para catar su cocina, que compartimos con nuestra guía, Tamara, y con el conductor, Goga. 

Nos dirigimos a la verde región de Samtskhe-Javakheti llena de bosques de pinos. Siguiendo el camino que señala la orilla del río llegamos a Borjomi, lugar conocido por su agua mineral. Si te fijas, en los países aledaños consumen esta marca de agua mineral. Entramos en su parque donde rellenamos una botella con ella, dicen que es curativa, la verdad es que sale algo caliente y tiene un sabor extraño. Paseamos por el jardín donde hay un pequeño parque de atracciones para que los niños disfruten de las diferentes atracciones. Llegamos a una cascada en la que nos topamos con una estatua de Perseo y nos damos la vuelta. Hay que reconocer que el pueblo es una monada, atravesado por un río, con las casas con preciosas terrazas de madera típicas del país. 



Para concluir la jornada nos encaminamos a Akhaltskhe donde estamos alojadas, pero antes visitamos la fortaleza de la ciudad en el barrio de Rabat que le da nombre, aunque aquí la llaman la fortaleza nueva, y antes la llamaban la fortaleza del león. Es un lugar impresionante, lleno de cultura otomana y medieval. Una guía del complejo nos acompaña mientras Tamara nos hace de traductora y nos detalla algunas cosas más. 






Esta vez nos alojamos en el hotel Lomsia (http://www.lomsia.ge/index.php/en/), se ve un poco anticuado, pero para pasar la noche nos sirve. 

Salimos a dar una vuelta, nos acercamos a la estatua de la reina Tamara y al lado encontramos un restaurante que se llama Dzveli Duqani, al comienzo de una calle lateral. Hemos visto que no tiene mala nota en google, por lo que entramos. Es económico y no está mal. 


Aquí en el Cáucaso, al estar entre montañas, el tiempo cambia de un momento a otro. Por ahora, la lluvia nos ha respetado, o estábamos en el hotel o en el coche, permitiéndonos hacer las visitas sin ningún problema. Sin embargo, al salir del restaurante estaba diluviando, lo que ha hecho que yo llegara con los pies calados. 

Día 7: Viernes, 6 de septiembre



Hoy abandonamos Georgia para llegar a nuestro nuevo destino, Armenia. Pero antes veremos un par de cosas más en este país.


Tomamos camino hacia el complejo de Vardzia, una ciudad compuesta de cuevas, construida por la reina Tamara durante los siglos XII y XIII. Fue pensada como una ciudad fortaleza que más tarde se convirtió en un monasterio y en un importante centro político, cultural, educacional y espiritual del país.

Cuando llegas al parking para visitar este complejo, te espera una subida de unos diez minutos, hay coches que puedes alquilar para realizar la ascensión. A continuación, te mueves entre las cuevas, descubres las casas, los pasillos interiores por los que se trasladaban en la ciudad y una fantástica iglesia en la que hay una de las pocas pinturas en las que aparece la reina Tamara. En ella, se muestra sin pañuelo en la cabeza, lo que indica que aún no se había casado. En la pintura está acompañada por su padre.




Nos encaminamos hacia la fortaleza de Khertvisi, aunque solo es una parada para hacer fotos. Cruzamos el puente colgante sobre el río, donde la panorámica es espectacular.


Y, ahora sí, nos dirigimos a la frontera, a Bavra, punto fronterizo entre Georgia y Armenia. En el camino nos encontramos con muchas obras en las carreteras y pueblos preparándose para el frío invierno que les espera. Por lo visto, en estos pueblos ya apenas quedan georgianos, todos han emigrado a Tbilisi porque no aguantan las condiciones de vida de estos lugares, mucho frío y trabajo duro, luego estos poblados están llenos de armenios que apenas hablan el georgiano, nuestra guía se apaña con ellos hablando en ruso. En el último pueblo, antes de llegar a la frontera, paramos a comer en un pequeño restaurante donde nos preparan una especie de wrap de carne, aquí por supuesto tiene otro nombre que no recuerdo.

En la frontera ya nos espera nuestra nueva guía y nuestro nuevo conductor. Tras despedirnos de Goga y Tamara, nos ponemos en marcha con Ruzanna e Isham.

Nuestro destino es Ereván o Yereván, tal y como la denominan ahora, la capital de Armenia. Pero antes nos detenemos en Gyumri, la segunda ciudad más importante de Armenia, donde visitamos la iglesia de las siete heridas de la Virgen Santísima.



Esta ciudad sufrió importantes daños durante el terremoto que se produjo en 1988 que devastó varias ciudades del país y en el que murieron más de 25000 personas.


Tras esta visita continuamos el trayecto a Yereván. En coche recorremos la avenida Baghramian, repleta de embajadas y donde se encuentra el Parlamento, edificio impresionante rodeado por unos jardines por los que puedes pasear, al lado está el parque de los enamorados.

Tras dejar el equipaje en el hotel, en esta ocasión nos alojamos en el Imperial Palace (http://hotelimperial.am/), un hotel con una decoración algo palaciega, entiendo que de ahí su nombre, y muy bien situado, nos dirigimos a lo que llaman la cascada, un centro de arte. En el exterior puedes contemplar diferentes estatuas, incluidas algunas de Botero, y en el interior, mientras asciendes utilizando la escalera mecánica, puedes seguir descubriendo el arte que alberga el edificio, obras donadas por un rico armenio con residencia en Estados Unidos. Arriba del todo puedes contemplar una panorámica de la ciudad.

Aunque lo llaman la cascada, aquí no cae ni gota de agua; en cada planta hay una fuente y en lo que podría parecer la cascada hay múltiples escalones cubiertos de vegetación. Damos un paseo hasta llegar a la Ópera, edificio situado justo en frente de la cascada y regresamos al hotel. En el camino podemos ver la madre de Armenia, una gran estatua de una mujer que porta una espada.


Esta noche cenamos en el hotel, allí nos homenajean con gran variedad de platos para darnos la bienvenida al país. Tras tan densa comida, decidimos que lo mejor es volver a la habitación, puesto que estamos hechas polvo.

Día 8: Sábado, 7 de septiembre 


Hoy comenzamos el día visitando a la madre de Armenia, una impresionante estatua de una mujer que sostiene una espada, y que representa a las mujeres armenias protegiendo a sus familias. 

La estatua se encuentra situada encima de un pedestal que en realidad es un edificio museo. Antes se encontraba colocada la estatua de Stalin, pero la quitaron para poner a la madre de Armenia. 

Justo delante hay un fuego que se mantiene siempre encendido, el fuego eterno por el soldado desconocido.


Alrededor de la estatua se pueden ver algunos elementos de la guerra, como un MIG, un avión de caza monomotor creado por Mikoyan y Gurevich, de ahí su nombre. 

Nos acercamos al Tsitsernakaberd, el monumento dedicado a las víctimas del gran genocidio armenio. Cuenta con un museo donde hay explicaciones y fotografías de lo ocurrido. Este genocidio se produjo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, aunque la fecha oficial es del 2015. Este hecho no está reconocido por algunos países, entre ellos Turquía que fue el causante del suceso. En aquella época Armenia estaba dividida en Armenia occidental y oriental, la parte oriental estaba dominada por los soviéticos y la occidental por los turcos. En la zona turca, gobernaba a finales del siglo XIX por Abdul Hamid II quien no otorgaba ningún derecho humano a los armenios, las mujeres eran violadas y todos ellos eran asesinados por cualquier motivo. A principios del siglo XX, un partido llamado jóvenes turcos prometió a los armenios salir de la represión a la que estaban siendo sometidos, por lo que los apoyaron cuando dieron un golpe de estado para subir al poder. Aún no tenían ni idea de lo que se les avecinaba. En cuanto los jóvenes turcos llegaron al poder, estos se encargaron de aniquilar a los armenios: los llevaron a campos de concentración donde los asesinaban, hacían simples apuestas de si una embarazada llevaba dentro a un niño o una niña y los mataban a ambos para comprobarlo, en aquella época que imperaba el tifus les contagiaban para poder experimentar con ellos, etcétera. Les hicieron barbaridades muy similares a las que se cometieron en el Holocausto. De hecho, los alemanes apoyaban a los turcos, mientras el resto de Europa parecía desconocer lo que estaba ocurriendo. El caso es que más de 1.500.000 de armenios fueron asesinados en un genocidio brutal. Tras esto, hubo juicios, pero no se llegó a incriminar ni culpar a nadie. Incluso Hitler lo mencionó como ejemplo en uno de sus discursos, puesto que ya nadie recordaba lo ocurrido a los armenios y, además, nadie había sido castigado por tan terrible hecho (supongo que él se sintió capaz de hacer lo mismo pensando que se olvidaría y no tendría que pagarlo). 

Como digo, el museo es tan duro de ver como cuando visitas uno que trata sobre el Holocausto, con la diferencia de que en este caso conoces sobradamente la historia y aquí nos resultó algo bastante ignorado.



Después del mal rato que pasamos tras conocer este episodio vivido por los armenios y que reconozco que nosotras desconocíamos, nos encaminamos al museo Matenadarán, que en realidad es una Biblioteca donde se conservan más de 14.000 manuscritos antiguos. Según nos dicen es la colección más grande del mundo. Allí una guía de la biblioteca nos explica la exposición.


Tras estas visitas nos dirigimos a la calle Tumanian, al lado de la Ópera, donde comemos en uno de los restaurantes que allí se ubican. Nos acompañan nuestra guía Ruzanna y el conductor Isham. 

Después de comer nos ponemos en marcha hacia Echmiadzin, la ciudad Santa, centro espiritual de todos los armenios. Allí visitamos la Catedral, que al estar en obras no podemos acceder a ella, pero sí a su museo del tesoro donde se encuentran relicarios de varios santos, otros dos relicarios con lo que se supone un par de trocitos de la cruz en la que fue crucificado Cristo, otro que contiene un trozo del Arca de Noé y también guardan la punta de lanza (La Santa Lanza) con la que fue herido Cristo en el costado cuando fue crucificado por el soldado romano Longinos.




La siguiente parada es en la Iglesia de la Monja donde se estaban celebrando varios bautizos. Aquí se encuentra enterrada Ripsime. Según la leyenda, era de origen noble romano y pertenecía a una comunidad de monjas cuya superiora se llamaba Gayane. Se dice que era muy hermosa y el emperador Diocleciano se enamoró de ella por su gran belleza, pidiéndola en matrimonio. Ella lo rechazó porque estaba casada con Jesucristo y huyó acompañada del resto de su congregación, 37 monjas. Todas ellas llegaron a Armenia donde el rey Tirídates III también se enamora de ella y, tras su negativa, las manda apresar. Todas ellas fueron torturadas y asesinadas, excepto una que logró huir, ella es Santa Nino que fue quien evangelizó Georgia. En la tumba de Ripsime se pueden ver algunas piedras con las que se supone la lapidaron. Después de esto, el rey Tirídates fue castigado por Dios, empezó a actuar como un animal salvaje, corría por los bosques como si se tratara de un jabalí salvaje. Su hermana tuvo sueños premonitorios en el que veía que la única forma de curar a su hermano era con la intervención de Gregorio el Iluminador. Al principio no le hicieron caso, porque este hombre llevaba 15 años en un pozo apresado, sin comida y sin bebida, por lo que todos suponían que estaba muerto. Sin embargo, como a la hermana se le repetía una y otra vez este sueño, acabaron yendo al pozo donde lo encontraron vivo, y en efecto sanó al rey. De esta forma el rey se convirtió al cristianismo y Armenia se convirtió en el primer país cristiano. Esto sucedió en el año 301. Al día siguiente se visita este pozo en el que estuvo encarcelado Gregorio el Iluminador y allí conoceremos su historia.



A continuación nos acercamos a las ruinas de la catedral de Zvartnots, catedral de los ángeles celestiales, del siglo VII, una iglesia cristiana de la que queda bastante poco, aunque se puede ver una reproducción de cómo fue en tiempos.


Regresamos a la capital, Yereván, donde damos una vuelta por sus calles. Recorremos la avenida Sayat-Nova donde nos encontramos con una bonita iglesia, la iglesia de Katoghike, en la esquina con la calle Abovyan. En realidad son dos, la más pequeña es la más antigua de la ciudad, construida en el siglo XIII ha soportado terremotos, invasiones y la decisión soviética de prohibir la religión en el país. Continuamos por la calle Tumanian donde pensamos cenar, aunque como es pronto, seguimos paseando, ahora encaminamos nuestros pasos a La Diagonal, una calle que va desde la Ópera hasta prácticamente la Plaza de la República. En el subsuelo de La Diagonal hay un centro comercial que recorremos. Al salir es hora de cenar, por lo que volvemos a Tumanian. La guía nos había recomendado el restaurante Lavash, pero cuando llegamos nos encontramos con que está lleno, preguntando por los alrededores comprobamos que todos están a tope, así que cenamos en el primero que hay sitio. 



Nuestra idea después de cenar es ir a la Plaza de la República, por lo visto hay un juego de luces con agua, pero empieza a llover, así que decidimos regresar al hotel y posponerlo para mañana. Este juego de luces es a diario, de 21 a 23 horas en verano y de 20 a 22 horas en otoño y primavera, excepto lunes o martes, no estamos seguras. Así que como mañana es domingo estamos convencidas de que podremos disfrutarlo.


Día 9: Domingo, 8 de septiembre



Nuestra primera visita del día es el Templo de Geghard de la época medieval. Una obra espectacular realizada por el hombre, puesto que esta iglesia está esculpida en la piedra, imaginaros un enorme pedrusco en el que empezar a tallar hasta construir un templo. De ahí que se llamara la iglesia de la roca, sin embargo, posteriormente guardó la lanza de Longinos, con la que el soldado hirió a Cristo en la cruz, que ahora se guarda en el museo del Tesoro de la catedral de Echmiadzin, por lo que se le quedó el nombre de la iglesia de la lanza.



En esta iglesia disfrutamos un rato de una misa. En Armenia duran 2 horas, pero nosotras solo estuvimos unos 10 minutos. Son curiosas, puesto que son muy diferentes a las nuestras, además de ser cantadas. El celebrante permanece mirando al altar, no a la congregación (por cierto, el altar siempre está dispuesto hacia el este), existen unas cortinas que a veces ocultan el altar que se cierran en varias ocasiones durante la celebración, siempre están echadas durante Pascua.




Si os fijáis, en todos los templos podéis ver lo que llaman cruzpiedra, cruces cinceladas en piedra. Las utilizan en los cementerios. Los armenios son los únicos que hacen este trabajo, y todas ellas son diferentes, cruces decoradas con diferentes símbolos religiosos. Cada una de ellas es hecha a mano por un artesano. En la actualidad solo se lo puede permitir la gente adinerada, la más sencilla (menos elaborada) puede costar unos 3.000 dólares.


A continuación visitamos el Templo Helénico de Garni, construido en el siglo I, es un templo pagano dedicado al Sol. Tras adoptar el pueblo armenio el cristianismo, Garni se convirtió en la residencia de verano de la realeza armenia.



Nuestra siguiente parada fue un restaurante de la zona rural donde nos enseñaron cómo se hace el típico pan armenio. En un horno bajo tierra, pegan la masa a la pared y en unos segundos el pan queda cocinado. Muy rico. Asimismo, la comida era casera y estaba muy buena.



Tras el almuerzo nos dirigimos al monasterio de Khor Virap que significa “pozo profundo”, uno de los lugares más sagrados de Armenia y donde se puede disfrutar de una impresionante vista del monte Ararat y de la frontera con Turquía, pero como va siendo costumbre en el viaje, este monte tampoco lo pudimos contemplar porque el día estaba completamente nublado. Este monasterio es considerado la cuna del cristianismo puesto que el primer católico, Gregorio el Iluminador, fue encarcelado durante 15 años en él, dentro de un pozo, antes de bautizar al rey y al pueblo con la fe cristiana.



Según la leyenda, el rey persa ordenó al padre de Gregorio matar al rey armeno. Cuando realizó la orden, huyó con su familia. El hijo de este rey, el rey Tiridates, ordenó matar al padre de Gregorio y a su familia, sin embargo Gregorio pudo escapar y criarse con una familia cristiana. Cuando se enteró del acto cometido por su padre decidió volver a Armenia arrepentido. Se convirtió en consejero del rey Tiridates, pero este al saber que Gregorio no profesaba su religión pagana lo hizo torturar. Cuando más tarde se entera de que Anak el Parto, el padre de Gregorio, había sido el encargado de asesinar al rey Khosrov II, el padre de Tiriades, ordena arrojarlo a una oscura mazmorra de Khor Virap, un pozo en el que lo introdujeron atado de pies y manos, sin darle alimento. Solo le cabía esperar la muerte.
Una cristiana viuda de la ciudad tiene un sueño en el que un ángel le solicita que alimente a Gregorio, por lo que a escondidas, todos los días, le lleva pan y agua para que el hombre sobreviva.
15 años más tarde es sacado del pozo para que sane al rey Tiridates, que como ya he comentado, se comportaba como un loco creyéndose un jabalí. Después de su sanación, el pueblo armenio se convierte al cristianismo.

En la iglesia se puede acceder al pozo en el que estuvo encarcelado Gregorio el Iluminador. Es un hueco en el que hay una escalera vertical, la profundidad es de unos 7 metros. Yo bajé y lo que me encontré es un agujero del tamaño del altar que hay encima, quizás algo mayor, y de una altura impresionante. No es para nada agobiante, y si bajas con cuidado tampoco hay problema alguno.


Tras visitar este lugar regresamos a Yereván, donde nos pusimos en marcha, aunque estaba lloviendo, y nos dirigimos a conocer mejor la ciudad. Comenzamos por la plaza de la República, después la Mezquita Azul y la Catedral, que aunque a esas horas ya estaba cerrada, pudimos ver su interior asomándonos a las ventanas. Volvimos a la plaza de la República para ver el juego de luces, pero como eran las 20:30 horas, aún no había comenzado, así que fuimos a cenar antes. Llegamos a Lavash, el restaurante recomendado por nuestra guía, donde cenamos muy bien, y donde probamos los mejores dumplings del recorrido, quizás porque eran fritos y no solo cocidos. Aquí no los llaman dumplings, pero es carne picada con especias envuelta en una pieza de masa con forma de cabeza de ajo. Se come empezando por la unión de la pasta, luego te bebes el líquido que hay en el interior y continúas con el resto.









Tras la cena volvimos a la plaza de la República donde, por fin, pudimos disfrutar del bonito juego de luces y música de la fuente. Merece la pena pasarse, aunque solo sea un rato.


Día 10: Lunes, 9 de septiembre



Este día nos dirigimos al norte del país, nos toca volver a Georgia, pero no sin antes visitar algunos lugares de Armenia. Aunque en esta ocasión no contamos con la compañía de Ruzanne, tenemos nueva guía, Kariné, que es Arquitecta y estuvo tres años en España para sacarse el Master, no obstante apenas nos da información de lo que vemos.

Como decía, nos encaminamos al norte y nuestra primera visita es el Lago Seván, uno de los lagos más extensos del mundo y la verdad es que es impresionante ver el tamaño que tiene, además nos acercamos al monasterio de Seván con unas fantásticas vistas del lago. Por lo visto, este monasterio estaba en un islote, pero unas obras, idea de Stalin, hicieron que se convirtiera en península. Tras este trabajo se crearon amplias playas, pero ahora están desapareciendo porque el agua ha subido unos cuatro metros desde entonces. La naturaleza vuelve a poner las cosas en su lugar 😉.






Continuamos a Dilijan, una ciudad de la que apenas vimos nada, únicamente una zona de casas con las clásicas terrazas de madera. Allí comimos en una casa rural. No eran ni las doce de la mañana, algo extraño porque estamos comiendo sobre las 14 horas, pero nos queda mucho camino hasta llegar a Tbilisi y ya no vamos a encontrar restaurantes de camino.

Por la tarde, visitamos el monasterio de Haghartsin y el de Goshvank. En el circuito teníamos incluido el monasterio de Haghpat, pero la carretera estaba en obras por lo que los cambiamos por estos dos. 

El primero es muy bonito, pero estaba diluviando por lo que la visita fue algo incómoda. Haghartsin significa “águila voladora”. Gracias a la donación de un sultán que se enamoró al ver este templo ha podido ser reconstruido. 



El segundo se encuentra en la ciudad de Gosh. Este monasterio, del siglo XII, sirvió como centro educativo durante la Edad Media. Mkhitar Gosh participó en su reconstrucción y por ello recibió su nombre, este señor fue el encargado de crear el primer código de leyes. A la entrada del complejo hay una estatua suya.




Tras ver ambos monasterios llegamos al punto fronterizo de Sadakhlo, donde al otro lado nos espera una nueva guía, Maite, una valenciana que vive desde hace algunos años en Georgia, y un nuevo conductor que nos llevaran a Tbilisi.

He de deciros que los dos pasos fronterizos que hemos atravesado son rápidos de cruzar, enseñas pasaporte para salir del país y haces lo mismo para entrar, no lleva más de diez minutos. En otras fronteras esto mismo se hace eterno, pero aquí no es el caso.

Cuando llegamos a Tbilisi damos una vuelta por el centro y cenamos al lado del hotel, en un restaurante recomendado por Maite, Bread House, entre el hotel Mercure (en el que nos volvemos a alojar) y los baños. El restaurante es más caro y turístico que al que solíamos ir, pero he de reconocer que nos pedimos una botella de vino y es uno de los más ricos que hemos probado, Teliani Valley, un tinto seco muy suave.



Día 11: Martes, 10 de septiembre 


Es nuestro último día en Georgia. Un conductor nos vendrá a buscar a las 13:45 para trasladarnos al aeropuerto, así que nuestra idea es dar una vuelta por Tbilisi para despedirnos, pero al bajar a desayunar vemos que está diluviando. Con la que cae, decidimos esperar un rato a ver si reduce o para, no obstante hasta las 11:30 no logramos abandonar el hotel. 

Teníamos pensado ir a visitar el mercado de las pulgas, que está ubicado en la zona donde se encuentra el puente seco (recibe este nombre porque antes pasaba por encima del agua, pero ahora hay una carretera bajo él), sin embargo, preguntamos en recepción y nos dicen que está cerrado a causa de la lluvia. Por lo que nos acercamos a la Ópera, ya que en la visita anterior no pudimos verla puesto que la calle estaba cortada por la grabación de la película Fast & Furious. 


Tras dar una vuelta nos vamos hacia el aeropuerto, nos espera un vuelo a Kiev y desde allí a Madrid. Va a resultar tan agotador como al venir, pero con la depresión de que las vacaciones se han acabado 😔. 










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