"Gracias a todos esos amigos que siempre me piden opinión sobre los viajes que van a realizar, ellos me dieron la idea de hacer este blog.
En especial a mi amigo Jesús que me dio el empuje necesario para ponerlo en marcha. Y por supuesto a todos los que me leéis.
Un beso para todos vosotros. "

ISRAEL


Agosto 2019


Día 1: Domingo 4 de agosto


Tras algo más de 4 horas de viaje en avión llegamos a Tel Aviv. Volamos con la compañía Air Europa, que es de las que no te da ni unos cacahuetes, hay carta, aunque sí puedes disfrutar de diferentes películas, juegos o series a tu elección.

En el aeropuerto encontramos cajeros donde nos hicimos con algo de efectivo, además nos encontramos con parte del grupo con el que compartiremos viaje. Esta vez viajamos con un circuito de una agencia, ni siquiera nos ha dado tiempo a preparar a fondo el viaje, reservamos en el último momento.

En Israel es una hora más que en España, por lo que más o menos llegamos al hotel a las 16:30 horas. Nos alojamos en el Grand Beach situado al lado de la playa. No es imponente pero para pasar dos noches, nos vale.

Decidimos empezar con la visita en vez de ir a la playa, así que comenzamos a caminar por el Paseo Marítimo. La arena de la larga playa es fina y el agua está caliente, se nota que estamos en el Mediterráneo. Hay multitud de gente practicando algún deporte ya sea vóley, corriendo o montando en bici.

Nosotras seguimos paseando hasta llegar al final donde se encuentran la torre del reloj y la iglesia de San Pedro. Esto nos confirma que acabamos de llegar al Old Jaffa. Cuando Israel tomó Jaffa, la mayor parte de la población árabe emigró a Gaza. Hoy se ha convertido en un barrio de artistas, con numerosas galerías de arte, cafés, restaurantes y restos de la milenaria Jaffa.








Volvimos al paseo y cenamos en una de sus múltiples terrazas, kebac de pescado, ¡qué bueno!, es algo diferente a lo que estamos acostumbrados pero no por ello menos delicioso.

Importante es saber que en Tel Aviv hay wifi gratuita por toda la ciudad: FREE TLV WIFI. A nosotras nos costó enterarnos 😩.

Os fijaréis que en todas partes hay unas jaulas que es donde reciclan el plástico en vez de en los habituales contenedores. A mí me llamaron la atención.


Día 2: Lunes 5 de agosto


Para este día hemos contratado una excursión que nos llevará a la fortaleza de Masada y a bañarnos en el Mar Muerto.

Masada fue el último bastión judío en la revuelta contra los romanos. Allí Herodes, sobre una colina, se hizo construir un palacio protegido de murallas y del terreno colindante. 
Tras las revueltas contra los romanos los judíos huyeron a refugiarse a la fortificación. 9000 soldados romanos rodearon la fortaleza en la que se refugiaban 900 personas. Estuvieron sitiados durante algún tiempo hasta que los romanos por fin lograron atravesar su cercado. Al día siguiente del derribo de la muralla, entraron en el interior donde se encontraron a todos los que allí había, muertos. 
La última noche, Eleazar Ben Yair, jefe de los sicarios, reunió a algunos de sus hombres y decidieron asesinar a sus familias y a todos los demás antes de caer bajo el yugo de los romanos y convertirse en esclavos. 10 hombres quedaron vivos tras la masacre, incluido Eleazar, y entre ellos sortearon el que mataría a los demás para luego suicidarse. Cuando llegaron los romanos allí no quedaba ni un alma. 
Hay una miniserie que cuenta esta historia protagonizada por Peter O’Toole en el papel de General de las tropas romanas y Peter Strauss como Eleazar.






Tras una rápida comida donde disfrutamos de un fantástico falafel, bolas fritas de garbanzos dentro de pan de pita, nos dirigimos al Mar Muerto.

El Mar muerto se encuentra a 430 metros por debajo del nivel del mar y bajando cada año al menos 1 metro. El grado de salinidad es brutal en comparación con el del resto de los mares y océanos. Sus aguas son saludables, tienen propiedades terapéuticas. Hay que tener cuidado de bañarse con heridas, pues estas escocerán bastante, también de que se introduzca alguna gota en los ojos. Nosotras nos bañamos y nos hicimos la habitual foto flotando y leyendo, en este caso una revista. La misma que me hice en su momento cuando el baño lo tomé en el lado del Mar Muerto jordano. También recomiendan untarse el cuerpo del barro de la orilla y, como turistas que somos, seguimos esas indicaciones. Tened en cuenta que aquí no se puede apenas nadar, ni disfrutar como si estuvieras en una playa normal. Eso sí, es toda una experiencia. En esta oportunidad el agua estaba muy caliente, menos mal que al salir las duchas hacen que te refresques un poco, porque la realidad es que el día estaba siendo de lo más caluroso.

Después de la excursión y de cenar algo en el hotel continuamos la visita de Tel Aviv. Esta vez nos encaminamos por el interior al Mercado Carmel, pero cuando llegamos los puestos ya habían sido recogidos y estaban limpiando. Nos dirigimos al bohemio barrio de Neve Tzedek donde no vimos gran cosa, supongo que por las horas.

Tras este penoso paseo volvimos al hotel a dormir puesto que al día siguiente nos esperaba otra dura jornada.

Día 3: Martes 6 de agosto


Bordeando el Mediterráneo nos llevaron a Jaffo, barrio de Tel Aviv que ya habíamos visitado el primer día, antiguo puerto de Israel hoy convertido en barrio de artistas. Con el guía accedimos a la Iglesia de San Pedro, iglesia franciscana. En un cartel que cuelga de la puerta nos confirman que esta orden lleva aquí asentada 800 años.



Seguimos camino, paralelos al mar, hacia Cesárea Marítima, ciudad creada por Herodes en honor a los romanos que se convirtió en la capital romana del lugar. Allí visitamos el Hipódromo, el Teatro y el palacio de Herodes con unas vistas impresionantes al mar.



El tour nos lleva a la ciudad de Haifa donde subimos al Monte Carmelo, visitando la gruta del profeta Elías, el Templo Banai y sus jardines persas. 





Comemos en un centro comercial, en el camino, unas bolas de cordero típicas de aquí acompañadas por ensalada y arroz. Como curiosidad, al kebac de pollo o cordero lo llaman shawarma. 
Tened en cuenta que mantienen la tradición kósher, es decir, tienen vetado consumir aquellos alimentos que consideran impuros. La Torá permite comer los animales terrestres que tienen pezuñas hendidas y rumian, aunque tienen prohibido comer cerdo, de los animales acuáticos se les permite ingerir aquellos que tengan escamas y aletas, también tienen una lista de aves impuras, etcétera.

La siguiente parada es San Juan de Acre, capital de los cruzados. Visitamos las fortalezas medievales. Están muy bien conservadas puesto que cuando llegaron los conquistadores en vez de destruirlas, las cubrieron de tierra enterrándolas porque les resultaba menos costoso. Todavía siguen encontrando salas.



A pesar de las apariencias, Israel es un país que tiene unos precios europeos, los menús están saliendo por unos 20 dólares. Pagamos por una coca cola: 10 séquels, que son unos 2 euros y medio, y una botella de medio litro de agua nos está costando unos 7 séquels, casi dos euros.

Esta noche llegamos a Nazaret. Nos alojamos en el hotel Ramada. Por lo que nos cuentan es un hotel nuevo, empezó a funcionar hace tres años. Desde luego, está fenomenal, las habitaciones están muy bien, son amplias, limpias y nuevas. Hay piscina cubierta, gimnasio y spa. Nosotras después de cenar del impresionante bufé, nos vamos a la piscina a darnos un baño y aprovechar la sauna y el baño turco que hay en el mismo recinto. La pena es que está situado en lo alto de la colina, en Nazaret nuevo, por lo que pilla lejos del centro, pero las vistas de la ciudad tanto de día como de noche son impresionantes. Nos planteamos coger un taxi para bajar al centro, pero como nos dicen que no hay gran cosa que ver, decidimos disfrutar de las comodidades que nos ofrece el hotel.


Día 4: Miércoles 7 de agosto


Visitamos el Monte del Precipicio donde hay unas fabulosas vistas de la ciudad y de los alrededores. En este monte, según el evangelio, iban a tirar a Jesús cuando en su momento comenzó a predicar en Nazaret, ya que sus conciudadanos sintieron que ofendía al resto de profetas. La leyenda cuenta que lo tiraron y que él dio un salto, lo siguiente que supieron de él es que siguió predicando como si no hubiera sucedido nada, aunque decidió hacerlo fuera de Nazaret ya que nadie es profeta en su tierra. 


Continuamos con nuestro recorrido acercándonos a la Iglesia de la Anunciación. Recordad ir con pareos o pañuelos porque en los templos hay que llevar cubiertos los hombros y las piernas tapadas por debajo de la rodilla.

En este templo, rodeando el mismo, nos encontramos con diferentes vírgenes enviadas desde multitud de países. De España podemos encontrar 6 vírgenes. El interior es de lo más curioso, construida en estilo brutalista, las columnas y demás están hechas de cemento visto, no ha sido ni recubierto ni adornado, al más puro estilo industrial.

En el interior también se encuentran las ruinas de la casa de María donde el ángel Gabriel le anunció su próximo embarazo dando a luz al hijo de Dios.








Llegamos a Caná donde visitamos el emplazamiento en el cual tuvo lugar el primer milagro de Jesús. Se encontraba en una boda cuando se acabó el vino y, por insistencia de su madre María, Jesús convirtió agua en vino para poder continuar con la celebración. En este pueblo probamos el rico caldo, el que nos dan a catar es un vino dulce similar al moscatel, también hay vino seco, pero tras probar el dulce no me puedo resistir a comprar un par de botellas, una para mí y otra para regalar 😁.



Comemos en un restaurante, de camino al Monte Tabor, Shawarma, que es lo mismo que nosotros llamamos kebab, carne de pollo o de cordero en pan de pita con ensalada y salsa de yogurt.

Llegamos al monte Tabor donde para subir cogemos minibuses ya que la carretera no permite el acceso a nuestro autobús. En este monte, Jesús subió con alguno de sus discípulos los cuales lo vieron brillar como un sol y recibieron un mensaje de Dios, lo que se llama Transfiguración. Además de las vistas, hay un bonito templo.



Tras esta visita volvemos a Nazaret.

Día 5: Jueves 8 de agosto


Comenzamos la mañana visitando Tabgha, lugar donde Jesús hizo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. 
Cuando ante Jesús se presentaron cientos de seguidores, sus apóstoles solo contaban con unos pocos panes y peces con los que era imposible alimentar a todas las personas allí reunidas, sin embargo Jesús les indicó que iniciaran el reparto de comida y todo el mundo tuvo alimento que llevarse a la boca quedando saciado.



Seguimos el día dando un paseo en barco por el Mar de Galilea. Las embarcaciones son de madera imitando a las existentes hace 2000 años. La travesía dura aproximadamente una hora. Es una excursión relajada en la que puedes disfrutar del paisaje y de hacer algo diferente.


La siguiente parada es el Monte de las Bienaventuranzas en donde tuvo lugar “El Sermón de la Montaña”.


Estuvimos en Cafarnaúm donde se encuentra la Casa de San Pedro y las ruinas de una antigua Sinagoga. Interesantes ruinas con bonitas vistas del Mar de Galilea. A la entrada hay una escultura del artista canadiense Thimoty P. Schmalz que muestra a Cristo en tamaño natural representado como una persona sin techo acostada en un banco y envuelto en una manta. Solo pueden verse los pies marcados por los clavos de la crucifixión. Aunque el nombre de la estatua fue Homeless Jesus creó algo de polémica, por lo que ahora es Jesús desamparado.






En ese momento hicimos una parada para comer y, como reza la tradición, pedimos lo que allí llaman pescado de San Pedro.


Por la tarde nos detuvimos en el río Jordán donde hicimos una breve parada para mojarnos los pies en sus aguas. Es el lugar donde Jesús de Nazaret fue bautizado por San Juan Bautista. La verdad es que el agua estaba algo estancada, pero aun así no perdimos la oportunidad de remojarnos en sus calientes aguas, en un espacio montado para que los turistas y peregrinos puedan hacer lo propio.


Vimos de pasada Jericó, una población construida en un oasis en medio del desierto. La atravesamos sin realizar una parada.

Concluimos el día llegando a la tan esperada Jerusalén, ciudad mensajera de la paz, cuna de las tres grandes religiones monoteístas. Nos alojamos en el hotel Grand Court situado a unos 10 minutos de la ciudad vieja y como a 15 del centro de la ciudad.

Esa noche fuimos a dar una vuelta por el centro. Creíamos que Tel Aviv era la ciudad que no duerme y Jerusalén en la que se reza, pero descubrimos que en el centro hay mucha vida, bares, restaurantes y tiendas todas abiertas dando mucho ambiente al lugar.

En una de estas tiendas compramos cremas y jabones del mar muerto a un precio muy competitivo, sobre todo teniendo en cuenta a las tiendas a las que nos han llevado con unos precios excesivos.


Día 6: Viernes 9 de agosto


Por la mañana nos dirigimos al Santuario del Libro, en el Museo Israelí, donde se encuentra una gran maqueta de la antigua ciudad de Jerusalén en tiempos de Jesús, además de los manuscritos del Mar Muerto. Estos manuscritos fueron encontrados por unos beduinos en las cuevas de Qumrán, por ello también reciben el nombre de Rollos de Qumrán, que vendieron por muy poco a un comerciante. Cuando el arqueólogo Eleazar Sukenik dio con ellos en la tienda del anticuario, comenzó a temblar de la emoción, según cuenta en sus memorias, pero el vendedor no se percató de su actitud por lo que el arqueólogo los consiguió a muy bajo precio.




Visitamos el barrio de Ein Karen donde se ubica la Iglesia de la Natividad de San Juan Bautista. Una pequeña capilla muestra el lugar donde nació el predicador.

San Juan Bautista nació seis meses antes de Jesucristo. Tal y como cuenta el evangelio de San Lucas, Zacarías era un sacerdote judío, casado con Santa Isabel, que no tenía hijos porque ella era estéril. Siendo ya muy mayores se le apareció un ángel a Zacarías que le anunció su futura paternidad, pero Zacarías no le creyó por la edad de la pareja. Entonces, el ángel le dejó mudo hasta que esto se cumpliera.
Seis meses después este ángel se le apareció a la Virgen María para anunciarle que iba a ser la Madre del Hijo de Dios y le comunicó el embarazo de su prima Isabel.
Ella se dirigió entonces a ver a su prima para ayudarla, y en cuanto entró en su casa el niño Juan recibió la gracia del Espíritu Santo por el contacto de Jesucristo cuando ambos se encontraban en los vientres de sus respectivas madres.


Nos acercamos al Yad Vashem, Museo y Memorial del Holocausto. Nosotras paseamos de forma bastante rápida puesto que como ya os imaginaréis es bastante duro recordar todo lo ocurrido.


La siguiente visita fue a Belén, para ello cruzamos la frontera con Palestina. No olvidéis llevar el pasaporte por si os paran, nosotros la verdad es que no tuvimos problema, ni al entrar ni al salir nos solicitaron la documentación.

Allí acudimos a la iglesia de la Natividad, donde se localiza la Gruta del Pesebre y la estrella de 14 Puntas, lugar del nacimiento de Jesús. Para acceder a estas dos ubicaciones hay que hacer cola a la derecha del templo y esperar un rato hasta que llegue tu turno, pero mientras tanto contemplar el edificio es bastante gratificante. Esta iglesia tiene tres zonas: la armenia, la judía y la cristiana. Se pueden identificar gracias a las cruces sobre la entrada de las diferentes construcciones.
La cruz de Jerusalén está formada por una cruz rodeada de cuatro cruces más pequeñas que representan a los cuatro evangelistas. También se dice que representan las heridas de cristo en la cruz, las pequeñas, las cuatro heridas en las extremidades y la grande la herida en el costado.




Esa noche salimos en Jerusalén por la ciudad antigua, donde pudimos disfrutar del comienzo del Shabat. El Shabat es el día de descanso para los judíos, este comienza el viernes al ponerse al sol y concluye el sábado en el mismo momento. Los judíos se toman muy en serio esta festividad, por ejemplo no utilizan la electricidad ese día. En los hoteles las comidas son alimentos fáciles de mantener, los ascensores están automatizados para que paren en todas las plantas de forma que nadie pulse el botón y cosas del estilo.

Esa noche el Muro de las Lamentaciones estaba repleto de gente. Los hombres y las mujeres se mantienen separados por una tapia. Ellos rezaban, saltaban como si estuvieran de juerga, recitaban los evangelios, etcétera. Es digno de ver. Ellas rezaban y salían del recinto de espaldas, sin dejar de mirar al muro. Además del Shabat, también nos topamos con una fiesta especial de los judíos, la cual pudimos disfrutar, aunque no nos permitieron hacer fotografías.

Después paseamos por la ciudad vieja sin ir a ningún destino concreto. Ya sabéis que lo mejor para visitar una ciudad es perderse por sus calles. Nosotras entramos por la puerta de Damasco y acabamos saliendo por la puerta de Jaffa.






Día 7: Sábado 10 de agosto


Este día visitamos la ciudad antigua de Jerusalén. Comenzamos el recorrido accediendo por la puerta de Jaffa al interior de la zona vieja.

Recorrimos la Vía Dolorosa, el camino por el que fue Jesús cargando con la cruz, hasta el lugar en el que fue crucificado. Durante el recorrido podrás encontrarte con peregrinos que van rezando o cantando y acarreando una cruz.







Llegamos al Gólgota: En el interior del Santo Sepulcro hay que hacer cola. Estuvimos más de una hora esperando poder entrar al lugar en el que Jesucristo fue enterrado. Menos mal que los monjes se pusieron a organizar la entrada, porque inicialmente no estaban y el que entraba se quedaba en modo contemplación demasiado tiempo teniendo en cuenta la cantidad de visitantes. La Iglesia en la que se encuentra es digna de admiración. Además, si subes por las escaleras a la derecha de la entrada encontrarás el lugar donde Jesús fue crucificado. Se puede ver a la perfección, pero si quieres pasar para tocar el lugar, tendrás que esperar la cola que se forma.






Nos dirigimos al Muro de las Lamentaciones, que ya visitamos la noche anterior, aunque, aun siendo Shabat y habiendo bastante gente, no había el mismo ambiente que la noche anterior. Es habitual que en el Muro, entre las piedras, se dejen papelitos con mensajes a Dios: peticiones, agradecimientos, cualquier cosa. Estos papelitos se recogen dos veces al año y se entierran, no se queman ni se destruyen. Jerusalén se toma estas cosas muy en serio, como si fueran el correo con Dios, por lo que mantienen vivas estas misivas.



La siguiente parada fue en el monte Sion donde se encuentran la Tumba del Rey David y el Cenáculo, lugar donde se produjo la Última Cena. Por pinturas y demás, estamos acostumbrados a imaginarnos que en esta cena todos estaban sentados alrededor de una mesa, pero la realidad es que la mesa era baja y más bien estaban tumbados alrededor, bebiendo y comiendo. Mientras los apóstoles dormían, Jesús le pidió en varias ocasiones a su Padre evitarle lo que sabía que vendría a posteriori.



Continuamos hacia la Abadía de la Dormición y Asunción de María, iglesia que contiene a la Virgen María representada dormida. Y proseguimos al monte de los Olivos, huerto de Gatsemaní y Basílica de la Agonía.






No olvidéis visitar el mirador del monte de los Olivos donde se pueden ver unas impresionantes vistas de la ciudad, una imagen o postal muy habitual de Jerusalén.



Lo que no pudimos ver fue la explanada de las mezquitas, puesto que los musulmanes también se encontraban de celebración y estaba cerrada para sus festejos. Ellos tenían el domingo, lunes, martes y miércoles de festividad, por lo que tampoco era extraño ver sus negocios cerrados.

Como era sábado, por la noche nos dirigimos de nuevo a la ciudad antigua, pero en esta ocasión, al no ser Shabat, pudimos hacer fotografías, aunque el ambiente no era ni parecido al del día anterior.


Día 8: Domingo 11 de agosto


Esa mañana nos encaminamos hacia Jordania. La frontera a la que nos dirigimos fue el Puente Sheikh Hussein, al norte. Para poder cruzar hay que pagar 30$ en Israel, además de pagar un bus que te lleva desde la frontera israelí hasta la jordana que cuesta 10 séquels. Nosotras logramos pagar con tarjeta, pero hubo a compañeros de viaje que no se lo permitieron, les pidieron efectivo. Eso sí, da igual dólares, euros o séquels. Yo pagué con tarjeta porque le dije claramente que no contaba con efectivo, mi metálico  había disminuido y siempre hay que mantener un remanente 😉.

Calcular que atravesar la frontera conlleva un mínimo de 2 horas, los trámites son muy lentos.

Por otro lado y a tener en cuenta, es que en Jordania no admiten símbolos religiosos judíos. ¿Esto qué implica? Que si lleváis recuerdos os los van a quitar. En nuestro grupo recogieron una daga y una mano de Fátima que finalmente devolvieron, pero los compañeros que tenían menorah (candelabro judío utilizado en Janucá) y la estrella de David fueron requisados. Y no es suficiente con que se lo queden, ellos solicitan que lo regreses a Israel. En nuestro caso, encontramos a unos españoles que se dirigían a Israel y se lo regalamos, pero si no encuentras a nadie que lo devuelva te hacen llevarlo a ti personalmente. Yo he de reconocer que llevaba un pequeño colgante con la cruz de David, pero que pasó desapercibida entre mis pertenencias. Este es un detalle que los guías no cuentan, y es una faena para nosotros los turistas. Y, por cierto, es la ley, no algo que hacen porque les apetece unas veces y otras no.

Tened también en cuenta que en las fronteras está prohibido hacer fotografías, y la verdad es que tampoco tienen mucha gracia, así que para qué saltarnos las reglas 😏.

Cuando por fin logramos cruzar la frontera nos dirigimos a Jerash. Yo ya había estado en Jordania unos años atrás, me había recorrido el país con una amiga, por lo que vi a continuación no fue una sorpresa para mí, pero sí seguía teniendo el mismo interés que la vez anterior.

Jerash es una de las ciudades más completas y mejor conservadas del Imperio Romano. Al no ser considerada Patrimonio de la Humanidad por haber construido una ciudad a su alrededor empieza a estar algo descuidada, una pena porque es un lugar impresionante que recomiendo con vehemencia. Puedes pasear por sus calles, teatros, templos y plazas entre los que destaca la gran columnata, el arco del triunfo, la plaza ovalada y los templos de Zeus y Artemisa.











Al finalizar esta visita fuimos a Ammán. En esta ocasión no pude visitar la ciudad, pero si tenéis oportunidad no dejéis de callejear entre sus calles, aún recuerdo el zoco, sus mezquitas y las impresionantes ruinas romanas existentes en la ciudad.

Nos alojamos en el hotel Seven Roses, que aunque está bien, hay que reconocer que la ubicación no es la mejor. Eso sí, alrededor hay un gran supermercado, un Safeway, donde poder comprar baklava y otras delicias árabes, también hay restaurantes y bastante ambiente por la zona.

En Jordania se utiliza como moneda el dinar, en este momento el cambio se encuentra a que 1 dinar equivale a 1,25 euros. Si cambias en la frontera, en Israel, te hacen un cambio muy malo, pero por si acaso yo os recomendaría cambiar algo de dinero, por lo menos hasta llegar a alguna oficina de cambio.

Día 9: Lunes 12 de agosto


Esa mañana nos encaminamos a una de las paradas más esperadas del viaje, Petra. Durante el trayecto el autobús sufrió una avería por lo que como pudo, parando cada cinco minutos, el conductor nos trasladó a una estación en la carretera donde disfrutar de un té o algo que tomar mientras esperábamos el autobús de reemplazo. Por supuesto, esto hizo que llegáramos a Petra a las dos de la tarde, pero es curioso ir en un viaje organizado, en vez de en un viaje por cuenta propia, aquí son el conductor y el guía los que se encargan de todo mientras tú disfrutas de una bebida, tan tranquila.

Tras esta anécdota llegamos a Petra a la hora de almorzar, así que la visita empezó en el momento de más calor, pero lo llevamos con bastante dignidad, y eso que ni nos paramos a comer nada puesto que dimos prioridad a la excursión.

Entrar a Petra cuesta 50 $ y lo primero que recorres es el desfiladero del Siq, lugar muy conocido gracias a Indiana Jones, ya que aparece en una de sus películas. Este desfiladero tiene una longitud de unos 1.200 metros, puedes ir andando o alquilar un carro arrastrado por un caballo para llegar hasta el Tesoro y regresar; esto cuesta 20 dinares. Nada más finalizar el desfiladero te encuentras de bruces con el Tesoro, uno de los lugares más espectaculares del recinto. Se llama el Tesoro porque cuando se encontraron con el lugar, empezaron a disparar en una enorme copa que hay en lo alto pensando que su interior contenía un gran tesoro, sin embargo es una tumba.

Petra es una ciudad nabatea que tuvo gran esplendor por ser un punto intermedio en una ruta comercial. Es considerada una de las siete maravillas del mundo. Está excavada en roca rosa hace más de 2000 años. Delante del Tesoro se han encontrado unas tumbas, están cubiertas por rejillas, por lo que puedes verlas pero no acceder a ellas. Fueron descubiertas en el 2005, yo estuve allí en el 2006 y no las vi, debían de estar todavía ocultas para el turista.

En el complejo paseamos por el teatro, por la calle de las columnas y por las impresionantes Tumbas Reales. No dejéis de subir a visitar el Monasterio. El camino de subida consta de casi 900 escalones, pero el monumento que nos espera es casi tan impresionante como el Tesoro. En el camino te encuentras con multitud de puestos que te surten de agua o incluso de souvenirs.

También se puede acceder a miradores frente al Tesoro para poder ver este desde otra perspectiva.













Tras cenar fuimos a ver Petra de noche, es una excursión que repito, pero creo que merece la pena. El recorrido va hasta el Tesoro y la única luz que te guía es de velas y la que ofrece la luna, nosotras lo recorrimos la noche de las Perseidas, pero he de reconocer que no vi ni una estrella fugaz o meteoritos atravesando el cielo.

En esta excursión nocturna, como digo, caminas entre velas, y cuando llegas al tesoro puedes disfrutar de música y de un pequeño juego de luces para ver el Tesoro.



En Petra nos alojamos en el hotel P. Quattro, un hotel bastante céntrico que además cumplió con nuestras expectativas.

Día 10: Martes 13 de agosto


Salimos hacia el desierto de Wadi Rum, uno de los escenarios donde se rodó la película Lawrence de Arabia. Se trata de un desierto de arena roja sobre el que se alzan montañas de granito. Allí cogimos un 4x4 para recorrer algunos de los lugares de este imponente desierto. El recorrido dura más o menos 2 horas, visitando una gran duna de arena, una zona donde quedan pinturas antiguas y terminando en una tienda beduina donde tomar un té y comprar algunos recuerdos.









La siguiente parada fue en Madaba donde se encuentra la iglesia de San Jorge que alberga el mosaico del mapa de Tierra Santa realizado el año 571.



Continuamos la excursión acercándonos al Monte Nebo conocido como la tumba de Moisés. Se puede disfrutar de una exposición de mosaicos impresionantes en la iglesia allí levantada, además de una magnífica panorámica del Valle del Jordán.






Tras esta parada y tras ver una tienda de mosaicos volvemos a Ammán donde hacemos las últimas compras y preparamos las maletas, puesto que al día siguiente regresamos a casa. Otro viaje terminado.

Día 11: Miércoles 14 de agosto


Nuestro vuelo de regreso a Madrid sale desde Tel Aviv, ya no quedaban plazas desde Amán cuando completamos la reserva, por lo que tenemos que cruzar la frontera e Israel.

Para salir del país atravesamos el paso del puente de Allenby. Para cruzar hay que llevar efectivo y dinares. El salir del país son 10 dinares, el autobús que nos traslada a Israel son 7 dinares y te cobran 1,5 dinares por maleta. Como en la anterior oportunidad esto nos demoró unas dos horas, tenedlo en cuenta si vais con hora. El autobús pasa cada media hora, en él te van a solicitar los papeles que te han dado al pagar los 10 dinares y te cobrarán el traslado y las maletas, si no has pagado algo te dejan por donde vaya el bus. Esto le pasó a un italiano y lo dejaron allí en medio para que volviera a Jordania.

En las entradas a Israel, en todas ellas, tanto por tierra como por aire, te hacen un montón de preguntas de seguridad, según dicen ellos, algunas son personales, que no vienen a cuento y sin ninguna importancia para la seguridad, contestad todo tranquilos, no hay ningún problema, esperan que lo hagáis.

Tras esto tardamos casi dos horas en llegar al aeropuerto y después de esperar poco tiempo, porque la facturación se hizo eterna, despegamos. Algo más de cuatro horas de vuelo y, por fin, estábamos en casa. Como veis hicimos tres países en un día, para que luego se diga que no hay tiempo 😁.

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