"Gracias a todos esos amigos que siempre me piden opinión sobre los viajes que van a realizar, ellos me dieron la idea de hacer este blog.
En especial a mi amigo Jesús que me dio el empuje necesario para ponerlo en marcha. Y por supuesto a todos los que me leéis.
Un beso para todos vosotros. "

Laponia


Diciembre 2019


En esta ocasión viajamos a Laponia, una buena fecha para encontrarnos con Papá Noel antes de que esté a tope con la entrega de regalos 😃. Aunque primero haremos una parada en Helsinki para visitar la ciudad. 

Volamos con Lufthansa (https://www.lufthansa.com/es/es/homepage) haciendo cortas escalas, tanto a la ida como a la vuelta, en Frankfurt, para llegar a Helsinki. Desde allí cogimos el tren Santa Claus Express hacia Rovaniemi, nuestro destino final, en el Santa Claus Express; las niñas estaban emocionadas con pasar la noche en el tren (https://www.vr.fi/cs/vr/en/night_traintravel). 


Las excursiones las contratamos desde España, revisamos todas estas agencias: 
https://www.civitatis.com/es/finlandia/ (que opera con nordictravels) 

Seleccionamos las salidas que más nos gustaron y más apropiadas para viajar con niñas, además de las más económicas comparando precios entre todas ellas; en algunas hay guías que hablan español. Tengo que reconocer que había muchos turistas de nuestro país, miraras donde miraras había algún despistado hablando en nuestro idioma, por lo que no es extraño que nos tengan en cuenta en los tours. Además, en casi todos te suministran equipo, es decir, un mono de nieve, botas, guantes y todo lo necesario. Por lo que vimos, mucha gente lleva esta vestimenta durante su estancia, así que imagino que también se puede alquilar; luego si no tenéis pantalones de nieve, botas adecuadas,... y no os apetece comprar tanto material, allí os lo van a proporcionar.


A tener en cuenta, es la poca luz que hay en Laponia en estas fechas. Es decir, a las 14 horas ya empezaba a oscurecer y no amanecía temprano precisamente, así que distribuir las visitas considerando este dato 😊.

Día 1: 


Aunque yo ya había estado en Helsinki, mis compañeros de viaje no conocían esta ciudad. Por lo que en cuanto aterrizamos, subimos al tren que te traslada desde el aeropuerto a la estación Rautatientori, estación central de la ciudad, para visitarla. El precio es de 4.60€ los adultos, los niños pagan algo más de dos euros y con edad inferior a 7 años viajan gratis. El tren pasa cada poco tiempo, así que no os estreséis. Aquí, en la planta baja de la estación, están las consignas, sitio donde se puede dejar el equipaje mientras callejeas.

En la ciudad no tuvimos tiempo de hacer muchas visitas, pero sí nos acercamos a algunos de los lugares más interesantes: 

- La Plaza del Senado: allí se encuentra la Catedral y la Biblioteca Universitaria; estaba plagada de puestos navideños. Al salir de la Catedral, donde un coro de niños estaba practicando, nos encontramos con un español, su hijo estaba en el coro, quien nos informó sobre un museo justo enfrente, en una de las casas que hace esquina, un área interactiva donde las niñas disfrutaron un rato. 


- La Plaza del Mercado, que en ese momento contaba también con algunos puestos navideños, está situada a orillas del mar Báltico. De primavera a otoño puedes encontrar puestos de comida fresca y souvenirs. Al lado de esta plaza hay un edificio de ladrillo, rojo y blanco, que se ha convertido en un mercado con auténticas delicias finlandesas, pescados ahumados, diferentes tipos de carne de la zona, etc. 



- Esplanadi es un parque que empieza o termina en la plaza del Mercado, en el que destacan sus quioscos y tiendas de lujo. 

- Catedral Ortodoxa Uspenski, frente a la Plaza del Mercado (imposible no verla), es una impresionante catedral de ladrillo rojo con cúpulas doradas. No pudimos acceder a su interior porque ya había cerrado. 


- La estación Rautatientori es un impresionante edificio de ladrillo marrón con detalles verdes, una alta torre del reloj y 4 estatuas enormes a la entrada del complejo. 

Tras este paseo nos acomodamos en los camarotes del Santa Claus Express. El viaje dura 12 horas. 

Nuestros alojamientos constaban de dos literas y baño. He de reconocer que yo tenía uno para mí sola, por lo que viajé más o menos holgada, pero mis compañeros que eran dos matrimonios con una niña cada uno, no sé cómo se organizaron para entrar en tan minúsculo espacio. Entre el equipaje y los componentes de la familia debió de ser algo parecido al camarote de los hermanos Marx en aquella vieja película: Una noche en la ópera. 

Aunque hay un vagón restaurante, he de reconocer que la cola que se monta es grande y lenta, además, apenas hay mesas para comer, por lo que nosotros nos acomodamos donde pudimos y nos comimos unos bocatas que habíamos traído de España temiéndonos esto mismo. 

Día 2: 


Poco después de las 7 de la mañana llegamos a la ciudad donde nos alojaríamos los días siguientes: Rovaniemi. Aunque el google maps indicaba que la estación se encontraba a unos 20 minutos del hotel, después de salir de la zona, ver la complejidad del trayecto, nevado y con hielo, cargados con maletas y con niñas, decidimos coger un taxi en una parada de taxis a un par de minutos de la estación de tren. Así llegamos en un pispás al hotel. 

En esta ocasión nos alojamos en Scandic Pohjanhovi (https://www.scandichotels.com/hotels/finland/rovaniemi/), un hotel antiguo, pero con habitaciones amplias, desayuno bufé incluido y muy céntrico. Es una estructura formada por dos edificios unidos por un túnel, tiene piscina y sauna. La verdad es que es bastante recomendable, pero no te esperes un lugar muy moderno, porque como digo tiene sus años y la decoración no está muy actualizada. 

Como las habitaciones aún no estaban preparadas, hasta las 15 horas no las entregaban, dejamos el equipaje en una sala dedicada a ello. Y así, poco después de llegar, vinieron a recogernos para hacer nuestra primera excursión: visitar una granja de renos y dar un paseo en trineo tirado por estos impresionantes animales. Tened en cuenta al hacer la reserva que hay paseos de 700 metros y de 4 kilómetros. El primer recorrido nos pareció escaso, por lo que escogimos el más largo, cosa de la que no nos arrepentimos. Es una experiencia disfrutar tanto del paseo en el trineo como del paisaje que nos rodea. 




Tras la excursión, pedimos al guía que nos dejara en el pueblo de Santa Claus (Santa Claus Village), en vez de en el hotel. Por lo que comimos allí y disfrutamos con las niñas de la experiencia navideña de encontrarnos en el lugar donde vive Papá Noel. El restaurante que elegimos fue la casa de los tres elfos, donde probamos la hamburguesa de reno, y he de reconocer que a todos nos pareció deliciosa. Visitamos la oficina de correos donde, como imaginaréis por las fechas, estaban a tope de trabajo. En la casa de Papá Noel pudimos charlar un poco con él, poco, porque el español no es su idioma 😉 y hacernos fotos bajo un módico precio. Hay dos lugares donde ver a Papá Noel en el pueblo y te ofrecen instantáneas con diferentes tamaños y precios. Si visitáis el Parque temático (Santa Park) puedes hacerte mogollón de fotos con él de forma gratuita, cosa que nosotros descubrimos tras pagar las imágenes aquí 😨.

En el pueblo hay multitud de actividades, se pueden realizar cortos paseos en trineos conducidos por renos o haskys, montar en motos de nieve (tanto niños como mayores), puedes hacerte con trineos para que los niños recorran la ciudad tirados por los padres o arrastrados por la gravedad en las cuestas que vas encontrando, etc. Por supuesto, tampoco me olvido de la cantidad de tiendas de souvenirs que hay con recuerdos de todo tipo. 





Desde allí cogimos un bus que nos devolvió a Rovaniemi donde pudimos hacer el check in de la habitación y bajarnos un rato a la piscina y a la sauna. 

Tras esto, como imaginaréis, fue una odisea encontrar un restaurante donde nos dieran de cenar a esas horas, pero finalmente localizamos uno que nos gustó mucho, Ravintola Monte Rosa (https://www.monterosa.fi/

Día 3: 


En esta oportunidad hemos reservado una ruta por las cascadas heladas del parque nacional Kurouoma. Se encuentra a una hora y media en coche de Rovaniemi. He de reconocer que de todas las excursiones realizadas en este viaje, esta fue mi favorita; es como pasear por una postal navideña. Los paisajes nevados son impresionantes, quizás porque no estoy acostumbrada a ver tal cantidad de nieve, las cascadas muy chulas, incluso es fácil ver a personas practicando escalada en hielo. 

Kurouoma es un valle de 30 km de longitud en Posio. Es parte de una zona de fractura en el lecho rocoso de millones de años de antigüedad. En el centro, el valle forma una garganta con las caras altas del acantilado, pequeños arroyos caen en cascada por las paredes del acantilado en verano y se congelan durante el invierno, convirtiendo a Korouoma en el destino número uno para la escalada de hielo en Finlandia. 

El trayecto es circular y son 5 kilómetros en el que se ven tres cascadas, la ruta completa es lineal y son 25 kilómetros. Si es necesario, dependiendo de las condiciones de la nieve, te proveen de raquetas de nieve, nosotros no las necesitamos. 

Al terminar el recorrido nos sirvieron un almuerzo ligero al fuego. En nuestro caso, íbamos un poco ajustados de tiempo así que solo nos dieron una salchicha, menos mal que llevábamos algún sándwich 😳. 










Tras la ruta, dimos una vuelta por Rovaniemi y cenamos pronto en un italiano en el centro llamado Rosso (https://www.raflaamo.fi/en/rovaniemi/rosso-rovaniemi). La comida estuvo bien y, aunque tardaron mucho en servirnos, había ensaladas en el centro de las que podíamos picar mientras esperábamos. 


Día 4: 


Ese día nos dirigimos al zoo de Ranua (https://english.ranuazoo.com/). Para esta visita no contratamos excursión alguna. Cogimos el autobús que hacía parada al lado del hotel, aunque la primera parada sale de la estación central de autobuses de Rovaniemi. El trayecto dura una hora. A tener en cuenta que solo hay uno de ida y otro por la tarde de vuelta, es decir, no es un bus que pase cada cierto tiempo. El billete cuesta 17,50€, los niños pagan algo menos. 

En el mismo zoo compramos las entradas y junto con ellas pagamos el menú del restaurante, por si más tarde había cola. También se pueden comprar por internet, nosotros lo intentamos en el bus, pero hay que adquirirlas con 48 horas de antelación. La entrada a las instalaciones es de 15€ y el menú otros tantos.

El zoo no es muy grande, sin embargo, con niños, haciendo fotografías y con el hielo a lo largo del trayecto, se recorre más despacio. El oso pardo, por las fechas, se encontraba hibernando, pero sí vimos al oso polar y al resto de animales que allí habitan. 





La comida del menú no estaba mal, podías comer la cantidad que quisieras. Ahí probamos la carne de alce y a las niñas y los mayores nos gustó mucho. También había pollo por si sois especialmente quisquillosos con la comida 😋. 

Para coger el bus de vuelta estuvo más complicado puesto que había mucha gente y entramos a presión para coger sitio, pero al final lo conseguimos. Nos echaron de una fila porque una familia, la única, tenía reservados los cuatro asientos, así que entiendo que desde alguna web se podrá hacer dicha reserva; nosotros no lo hicimos. 

Día 5: 


Esa mañana nos fuimos al Santa Park, un parque temático dedicado a Papá Noel. Se puede ir en uno de los autobuses que salen de Rovaniemi, reservamos ida y vuelta, 6,60€ los adultos, 3,60€ las niñas. Estas instalaciones se localizan muy cerca del Santa Claus Village. Es un lugar cerrado, tenedlo en cuenta a la hora de la ropa a llevar, hay guardarropa gratuito para dejar el abrigo. La entrada de los adultos sale por 33€. (https://santaparkarcticworld.com

Allí se puede disfrutar de un par de actuaciones con diferentes horarios, un trenecito que recorre un pasaje con muñecos y demás, puedes ver a Papá Noel y echarte todas las fotos que quieras con él con tu propia cámara, aunque también te venden fotografías, varios talleres para que los niños hagan manualidades, incluso para que decoren galletas de jengibre; todo un lugar dedicado a Santa Claus. 

Comimos en este parque temático de bufet, aunque la comida no estaba muy allá, quizás también porque fuimos de los últimos en acercarnos a almorzar; nosotros seguimos con nuestro horario español.




Para volver cogimos el bus hacia Rovaniemi, teníamos reservada una excursión para observar las auroras boreales, por lo que nos fuimos corriendo.

Nos llevaron a ver las auroras boreales a un lago congelado a unos 25 minutos en autobús de Rovaniemi. Allí nos esperaba un tipi, tienda de piel con forma cónica que utilizaban antes como vivienda, donde nos hicieron una barbacoa compuesta de salchichas y sopa. La excursión en nuestro caso no mereció la pena, puesto que pagamos una pasta por la barbacoa y no pudimos disfrutar de las auroras boreales por estar nublado. Una pena porque todos íbamos con ganas de ver ese fenómeno espectacular. 


De ahí regresamos al hotel y nos fuimos a dormir. Al día siguiente teníamos que madrugar para nuestra siguiente excursión. 

Día 6: 


Esa mañana nos fuimos a visitar una granja de haskys y a montar en un trineo llevado por estos perros. Fijaros que como en la excursión de renos también hay tiempos y/o distancias del paseo en trineos. En esta ocasión no lo vimos y el paseo fue demasiado corto. Tengo poco que aportar sobre esta excursión, con el paseo tan breve que nos dieron, me pareció un timo. Es una pasta para nada. 


Al concluir esta salida, pedimos al guía que nos dejara en Santa Claus Village, donde hicimos las últimas compras, dimos un paseo, las niñas montaron en moto de nieve y repetimos en el restaurante de Los tres elfos. Teníamos intención de probar el Restaurante de Santa Claus, pero estaba en obras, así que teniendo en cuenta que el más cercano era el de los Tres elfos, que ya lo conocíamos y nos había gustado, no lo dudamos. 

Tras despedirnos de lugar, regresamos en el bus de línea a Rovaniemi, donde cogimos nuestro equipaje y nos dirigimos al tren de camino de vuelta a Helsinki. 

Día 7: 


Llegamos por la mañana a la capital y dimos una vuelta rápida por la ciudad. 

A nosotras solo nos dio tiempo a visitar el mercadillo navideño situado en la plaza donde se encuentra la catedral de Helsinki, allí mis amigas se hicieron con algo de salmón. 


Un compañero visitó la Iglesia de Temppeliaukio, la cual intentamos visitar al llegar, pero estaba cerrada, yo ya la había visto en mi anterior visita a la ciudad por lo que preferí disfrutar del ambiente navideño. A esta iglesia se la conoce como la Iglesia de Piedra, iglesia luterana construida en 1969 cuyo interior está excavado en una roca, por este motivo tiene una excelente acústica que es utilizada para conciertos. Cierra a las 17 horas, tomad nota. Desde el exterior es posible ver la cúpula acristalada que ilumina el interior con luz natural. 

Tras esta rápida visita cogimos el tren hacia el aeropuerto donde regresaríamos a Madrid. Otro viaje terminado. Ahora toca pensar en el siguiente 😋. 



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